Llevar el coche sucio puede provocar accidentes
Mantener el coche limpio no solo es cuestión de higiene, sino de conservación y hasta de seguridad: con los cristales sucios (también por dentro) la visibilidad pierde muchos enteros
Pero hay una especialmente importante que muchos no tenemos tan en cuenta como las indicaciones anteriores: no lavar el coche con frecuencia. Nunca debes dejar que tu coche esté tan sucio como para escribir mensajes sobre la carrocería. Ese polvo, y otros factores exteriores, deterioran la pintura y acaban dejándola pálida y descolorida. Mantener el coche limpio no solo es cuestión de higiene, sino de conservación y hasta de seguridad: con los cristales sucios (también por dentro) la visibilidad pierde muchos enteros.
Señalamos seis motivos por los que los usuarios deben mantener siempre su vehículo limpio:
-Un coche sucio es menos visible. Se ha demostrado que los coches en colores oscuros son menos visibles para el resto de conductores. Por este motivo, es importante que el vehículo mantenga el color. El brillo que ofrece un coche limpio contribuye a su visibilidad.
-Un cristal sucio impide que el conductor vea bien y, además, contribuyen a los reflejos y a los destellos. Por este motivo, es importante limpiar los cristales tanto por fuera como por dentro.
-Los faros ayudan a ver mejor en condiciones de baja visibilidad y a ser vistos por el resto de usuarios. La acumulación de suciedad en los faros interfiere en la luz que emiten.
-Un coche que no está limpio por dentro contribuye a la aparición de alergias y a su agravamiento. Es importante eliminar los ácaros que se pueden quedar impregnados en los asientos o alfombrillas y cambiar con frecuencia el filtro del aire.
-La acumulación de polvo y suciedad acelerará el proceso de envejecimiento de los elementos del vehículo y, por lo tanto, del propio coche.
-Al limpiar el vehículo, también hay que hacer limpieza de todo aquello que pueda estorbar dentro del automóvil: alfombrillas rotas (sustituir por unas nuevas), objetos innecesarios que están sueltos y que pueden salir disparados en caso de frenazo, multiplicando su peso considerablemente en función de la velocidad, entre otras.