Tengo el carnet de conducir… pero no conduzco
Las clases de reciclaje para reaprender a conducir viven un auge
El perfil: treintañeros/as que viven en el centro de las ciudades pero que necesitan volver a utilizar el carné
Hace cuatro meses Cristina se compró un coche. No sería raro teniendo en cuenta que va a cumplir 33 años, tiene un trabajo estable y éste la obliga a moverse por la provincia de Huesca varias veces por semana. Además, se sacó el carnet de conducir a los 18 años. Pero, cuando anunció a su familia su nueva adquisición, su padre le dijo que si estaba loca: “Si sumo los días, en los últimos 15 años no había conducido ni una semana entera”, cuenta Cristina.
Tener el carnet de conducir y saber conducir no son sinónimos.
“Me lo saqué a los 18 porque tenía tiempo. Pensaba que mi padre me dejaría el coche a menudo y que antes o después acabaría teniendo uno de segunda mano. Pero la realidad es que ni me lo dejaban ni tenía dinero para comprarme uno. Ves que van pasando 5 años, 10 años y que como mucho lo coges en unas vacaciones para un trayecto muy básico… Y de pronto te das cuenta de que han pasado 15 años y que no sabes conducir y te dices: ‘Algún día voy a necesitarlo por una urgencia’”.
¿Cuántas personas (treintañeras, sobre todo) de tu alrededor podrían haber dicho las mismas palabras que Cristina?
“Nosotros tenemos identificado claramente un perfil que se repite a menudo. Se trata de mujeres (no sólo ellas, pero la estadística proclama este género como más relevante) entre la treintena y la cuarentena que se sacaron el carnet de conducir jóvenes. Nunca han llegado a conducir con regularidad y han perdido la práctica. Durante años no lo han necesitado apenas porque vivían en el centro de las ciudades y se han acostumbrado a moverse en transporte público, o bien porque han estado estudiando fuera de su ciudad natal, etc… pero ahora necesitan volver a conducir ya sea porque su trabajo está lejos o porque se han mudado a las afueras de la ciudad. Entonces, suelen venir a unas clases de reciclaje”, David (director de Autoescuela Aneto) lleva ya muchos años viendo estos casos, que realmente son más naturales de lo que parecen.
Se trata de clases prácticas para aquellos que ya tienen carnet y que necesitan volver a acostumbrarse a estar detrás del volante. Cristina también acudió a estas clases en la autoescuela antes de estrenar su coche. “Yo no le había cogido miedo pero tenía que volver a practicar cómo incorporarme, controlar los retrovisores y cosas así”.
“En el sector hemos visto una oportunidad en las clases de recuperación, por eso cada vez hay más autoescuelas que las ofertan e intentan especializarse. No sabemos los datos, pero sí podemos afirmar que la oferta ha aumentado en los últimos años”, asegura José Miguel Baez, presidente de la Confederación Nacional de Autoescuelas. No se sabe si fue antes el huevo o la gallina, es decir, si la oferta o la demanda. “Las clases de reciclaje siempre han existido. Las solicitaban antes de las vacaciones de verano, sobre todo, pero ahora hablamos de muchas más”
Las razones por las que alguien puede invertir su tiempo y su dinero en obtener el permiso de conducir y no volver a usarlo son muchas, pero hay algunas que se repiten: la falta de coche, la comodidad de que otros conduzcan por ti, el coste de mantener un vehículo, la falta de confianza de las personas que te acompañan (los familiares o la pareja, sobre todo) o la inseguridad por haber pasado mucho tiempo sin conducir. Ese respeto se puede convertir en auténtico miedo, especialmente si tiene ha habido alguna situación de riesgo o un accidente de por medio.
Al miedo patológico a conducir se le conoce como amaxofobia. Es diagnosticable y hay psicólogos que ayudan a su tratamiento. La Fundación CEA y la DGT han ofrecido cursos para las víctimas de accidentes. “Estaban formados por clases con el psicólogo y después prácticas en un circuito cerrado a las que también acudían acompañados por los psicólogos. La amoxofobia genera estrés y ansiedad a los que la sufren”, cuenta Nuria Alonso, directora de Comunicación de CEA.
No todo el mundo que tiene miedo a conducir sufre amaxofobia. Uno de los pocos estudios al respecto dice que uno de cada cinco conductores españoles -se calcula que hay 26 millones de personas con carnet de conducir- sufre algún grado de ansiedad al volante pero que solo unos miles sufren la enfermedad en un grado severo. Los datos dicen que más del 80% son mujeres, “aunque hay que matizar que los hombres tienen más reparos a admitir que tienen un problema de miedo a la conducción”, recuerda Alonso.
Pues bien; AUTOESCUELA ANETO, pionera una vez más en Huesca, acaba de sacar un plan profesional de ayuda a este tipo de casos, en los que ya se ha obtenido el permiso de conducir, pero hace mucho que no se conduce.
Seguro que en tu entorno hay algún familiar, amigo, conocido, vecino… que se encuentra en esta situación, hazle el favor de comentarle que tenemos la mejor solución para él/ella. Os esperamos!!